EL ENTALLE DEL ANILLO ROMANO DEL CASTRO DE VIGO

 



Sin lugar a dudas, una de las piezas más emblemáticas localizadas en las excavaciones realizadas en el Castro de Vigo, es el anillo de bronce que posee un entalle en que podemos ver perfectamente la representación de una cuadriga y su auriga en plena carrera de caballos.

Realmente lo que poseemos en la actualidad de este anillo, encontrado en la campaña arqueológica de 1981, bajo la dirección del que suscribe estas líneas, es el entalle (piedra fina trabajada en hueco, opuesto a la técnica del camafeo), pero posiblemente formaba parte de un anillo cuyo aro era de bronce, pues en el momento del hallazgo se encontró dicho metal a su lado, pero en pésimo estado de conservación

prácticamente polvo verdoso), por lo que fue imposible comprobar que forma presentaba dicha pieza.
El entalle es de ágata de color azul claro,
de forma oval con ambas caras planas, con el contorno biselado hacia abajo. El tema que reproduce es una cuadriga conducida por auriga. Sus medidas son: 11 milímetros de largo; 7 milímetros de ancho; y 3 milímetros de grosor.

Como se puede puede ver por sus pequeñas medidas y su buena ejecución técnica tenemos que situar su producción en algún taller muy especializado en la misma ciudad de Roma u otra de la misma importancia ya en Mediterráneo oriental posiblemente.
Este tema de la cuadriga y el auriga es muy frecuente en las monedas romanas del tiempo de la Repú
blica. La cronología que podemos darle a este entalle, por paralelos en otros puntos de la península y por otras piezas de importación localizadas en su mismo contexto, es de mediados del siglo I después de Jesucristo, aproximadamente.

Por la complejidad de la pieza no alcanzamos a distinguir si el conductor de la cuadriga puede poseer en su espalda, alas, que sería el atributo que identificaría dicha representación con la diosa Victoria de la mitología clásica.

Victoria es, en la mitología romana, la diosa que personificaba el triunfo. Es hija de Estigia y hermana de Potestas, Vis e Invidia.
Se la representaba como una mujer alada, habitualmente en actitud de ceñir una corona de laurel a los vencedores y césares. Se identifica con la diosa griega Niké.

La antigua diosa griega Nike (o Niké) era la personificación del ideal de la victoria. Estas personificaciones de términos ideales eran comunes en la cultura griega antigua; otros ejemplos son la Sabiduría, el Conocimiento y la Justicia. A diferencia de otros dioses del panteón griego, estas deidades personificadoras no solían tener personalidades e historias humanas. Por esta razón, en la cultura griega se habla poco de Niké, aparte de que su madre era Estigia (hija de Océano) y su padre era Palas, el Titán.

Hemos encontrado un paralelo de un entalle de anillo romano con la diosa Victoria guiando una cuadriga en el yacimiento galorromano de Tongeren en Bélgica y el entalle en si, nos viene dado por un huecograbado ovalado, una piedra semipreciosa con una representación incisa. “Tal huecograbado a menudo se colocaba en un anillo u otra joya. La imagen representa a Victoria, la diosa alada de la victoria. Con su látigo conduce un cuatro en mano en un carro galopando hacia la izquierda. El azul del lapislázuli o el lazulite puede ser una alusión a los Azules, uno de los cuatro equipos y el club de aficionados asociado a las carreras de carros. Cada uno tenía su propio color.
Asistir a las carreras de carros era un pasatiempo popular en casi todo el Imperio Romano, pero los hipódromos apenas se conocen en el norte. Solo de Trier
(Alemania) sabemos con certeza que hubo uno. Un objeto como este puede ser un testimonio de que también se organizaban carreras de caballos en Tongeren, con los clubes asociados...”

Volviendo a nuestro entalle del castro, hemos de decir que los anillos romanos se usaban con varias funcionalidades: la primera, con un indudable fin estético; luego está el que estaría asociado a la clase social y económica del poseedor de dicha pieza, pues para adquirirlo se precisaba un desembolso monetario no al alcance de muchas personas; y por último, con un cierto carácter mágico-religioso, que en este caso va a depender del  afecto, cariño o significado que tiene el anillo para su dueño, basado en las circunstancias en las que fue adquirido o fue objeto de un regalo y lógicamente a la imagen que posee el anillo y su simbología.

Hemos de aclarar en este apartado y teniendo en cuenta las reducidas medidas del mismo, que los romanos tenían la costumbre de colocarse anillos en todos los dedos de la mano y en ocasiones, en el mismo dedo llevaban varios. Eso explicaría bien, el pequeño diámetro de alguno de ellos (como es nuestro caso) y que habitualmente y de forma equivocada, se les asocia generalmente a anillos para niños por sus pequeñas dimensiones.

Por último, este tipo de objeto de uso personal y cotidiano, nos habla perfectamente del alto grado de romanización que podemos observar en este poblado galaico-romano hacia mediados del siglo I después de Jesucristo, que viene confirmado con el hallazgo de otras piezas exóticas de importación y que nos hablan de las relaciones comerciales de esta área peninsular con otros puntos y el intercambio de productos manufacturados refinados procedentes de remotos lugares, con materias primas que se poseían en abundancia aquí, como podía ser, la sal, la carne, etc...tan necesarios para la navegación hacia otras rutas más distantes.

Nota.- Las imágenes que ilustran este comentario corresponden a una fotografía del entalle del castro de Vigo; otra fotografía que nos muestra el “positivo” del mismo, al ser aplicado a un lacre o similar; un dibujo, en el que podemos ver lo que hasta hoy nos parece la mejor lectura; y finalmente, el citado entalle encontrado en Tongeren (Belgica)


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