LAS LABRAS INÉDITAS DEL CASTRO DE VIGO

 




Si tenemos en cuentan todas las campañas de excavaciones arqueológicas llevadas a cabo en el Monte de O Castro, y más en concreto las tenían como objeto localizar y estudiar el poblado castreño y galaico-romano que habitó el mismo, podemos decir que si bien se encontraron casi un centenar de piezas graníticas correspondientes a molinos de mano, tanto de la parte superior e inferior, sólo se han localizado tres piedras trabajadas de esa cultura (conocidas como “labras”), que presentan la singularidad de no estar sobre el citado soporte granítico y ser diferente la función para la que fueron hechas las tres.

Estas piezas líticas de las que estamos hablando fueron localizadas en la excavación arqueológica de 1985, que realizamos en zona del poniente y la cronología para las mismas, teniendo en cuenta los resultados finales de esta campaña, podríamos situarlo hacia finales del siglo I antes de Jesucristo.

La primera es de forma elíptica, de unos 22 centímetros de largo y 15 centímetros de ancho, aunque hay que hacer ver que esta piedra no se conserva íntegra y está fracturada por una de su partes. Posee un orificio en su zona central de unos 4,4 centímetros de diámetro. Tiene dos rebajes en sus laterales y en la zona intermedia que queda delimitada por ambos, presenta un decoración de las llamadas de “espiguilla” que nos viene definida por una serie continua de ángulos hacia la izquierda. Su función con numerosos paralelismos, estaría vinculada a los goznes de puertas de construcciones castreñas en su última etapa cronológica.

La segunda es de forma semicircular en un extremo y está rota hacia el otro, por ello no podemos decir su longitud total ni como era la parte restante. La longitud que tenemos es de 24 centímetros y unos 18 centímetros de ancho. Podemos observar en sus laterales, una bella decoración geométrica de líneas rectas, a base de zig-zags verticales, delimitados por trazos horizontales paralelos. Teniendo en cuenta la forma que poseemos, podemos pensar que estaría empotrada en una pared de una estructura castreña (por la parte que falta) y sobresaldría de la misma, en horizontal, la parte decorada, pudiéndose servir para la colocación de algún objeto o similar en las misma.

La última es la más curiosa y novedosa, pues hasta la actualidad, la figura representada en la misma no fue encontrada en ningún castros de Galicia o norte de Portugal. Tenemos que adelantar sobre la misma en primer lugar, que sólo poseemos la mitad de la pieza original, pero el estudio de la parte que poseemos nos posibilita para poder hacer la reconstrucción hipotética total de la misma.

Posee forma semicircular de unos 29 centímetros de longitud y 14 centímetros de ancho. Se puede observar una decoración geométrica dentro de una moldura que posee en sus extremos y que está decorada con surcos incisos.

La decoración geométrica representa formas ovales que toman como punto de unión. La zona central original de la pieza, pues por su morfología, ésta, sería circular, pues como ya comentamos nosotros sólo tenemos la mitad de la misma. Reconstruyendo la imagen que poseemos con la que nos falta, suponiendo que guardaran la simetría correspondiente a este tipo de decoración, nos estaría dando una figura cuatrílobulada o similar, que correspondería a la representación de diversas formas conocidas, entre otras, a un trébol de cuatro hojas.

Por la tipología que posee, presentando sólo el anverso decorado y presentando el reverso y sus laterales poco trabajados, debemos pensar que este elemento estaría empotrado en la pared de una construcción castreña, mostrando la imagen y el significado que poseía, dándole a la misma otra función aparte de la decorativa. Hay que darse cuenta que la pieza fue encontrada ya partida y amortizada en el derrumbe de una construcción. Esto es, el significado de la misma ya había perdido todo su sentido y fue utilizada como un elemento más en la construcción.

Interesante es buscar paralelos a esta excepcional pieza, pues luego de mucho investigar, hemos podido encontrar algunos, que de forma casi total o similar, nos muestran una parecida diseño.

Como más cerca a nosotros, pero de un tiempo anterior, poseemos varios grabados prehistóricos al aire libre (los conocidos como “petroglifos”) es las estaciones rupestres de “Laxe escrita” (Carnota, A Coruña); Campo Lameiro (Pontevedra); “Cruciña” (Loureza, Oia, Pontevedra); o en “As Portaxes” (Monte Teutón, Tomiño).

Ya de época de los castros, hemos encontrado un grabado fechable hacia el siglo I después de Jesucristo, en el famoso castro asturiano de Coaña.

Algo alejado de nosotros, pero con un paralelismo muy claro, aunque más compleja que la piedra nuestra, tenemos la encontrada cercana al importante yacimiento arqueológico de Villaricos (Cuevas Almanzora, Almería), con una amplia cronología que va desde el calcolítico hasta la alta edad media.

Ya de época romana y sobre todo en el Medievo esta figura será utilizada tanto en elementos arquitectónicos como objetos con diversas funciones, siendo la interpretación sobre este curioso diseño muy amplia y que será objeto de un estudio particular más adelante.

Nota.- Acompañan estas breves líneas, los dibujos a escala de las piezas analizadas y recreación virtual de la pieza circular, realizada por M, García Ávila.

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