Vista de la ría de Vigo de 1634 de Pedro Teixeira

 

Para dar la información más completa de este interesante y único mapa de nuestra ría, con esta cronología, vamos a reproducir a continuación el texto íntegro de Irene Mella Álvarez y que aparece en la obra titulada “Planos y dibujos de arquitectura y urbanismo.Galicia en los siglos XVI y XVII”,dirigida por Alfredo Vigo Trasancos y coordinada por Jesús Ángel Sánchez y Miguel Taín Guzmán, editada por el Consello Galego de Colexios de Aparelladores e Arquitectos Técnicos, en Santiago de Compostela, en 2003.

Cito textualmente

Vista de la ría de Vigo. B.N.V., Codex Miniatus 46, “Descripción de España y de las costas y puertos de sus reynos”, fol. 37v.

TEXEIRA, Pedro (Lisboa, ca 1595 - Madrid, 1662), 1634. Vitela; tinta y colores al temple; 35,2 x 44,4 cm

Notas manuscritas: “Redondela”; “Punta del Puerto de S. María”; “S. Simon”; “Tays”; “Vigo”; “Bouças”; “Isla de Toralla”; “Cauo destay”; “Monte de Hierro”; “Las Estelas”; “Cauo de Rodeira”; “Cangas”; “Arenal de Barca”; “Cauo de Mulide”; “Cauo do Omem”; “Cauo de Couzo”; “Aldan”.

Bibl. TEXEIRA, P.: “Descripción de España y de las costas y puertos de sus reynos”, PEREDA, F. y MARÍAS, F. (Eds.): El Atlas del Rey Planeta, Hondarribia (Guipúzcoa), 2002, fol. 37v.

Otra de las vistas de las rías gallegas, en este caso la de Vigo, pertenecientes al Atlas que por encargo de Felipe IV realizó el cosmógrafo portugués Pedro Texeira, y que hasta hace bien poco se consideraba desaparecido, pero afortunadamente, depositado en la Biblioteca Nacional de Viena, ha sido recientemente estudiado y publicado en el volumen reseñado en la bibliografía.

La vista comprende aproximadamente la mitad interior de la ría, con Vigo y Cangas en el extremo más meridional y Redondela al fondo, siendo, sin embargo, errónea la ubicación geográfica que se hace de esta última, pues la impresión es que dicha villa cierra la ría, y no es así, pues se sitúa en un pequeño entrante tras pasar el estrecho de Rande, ya en el ensanche de la ensenada de San Simón, y la isla del mismo nombre, que se ve en la representación de Texeira desplazada hacia el suroeste, se halla realmente algo más hacia el interior; de esta forma, el puente que da entrada a la ciudad, debe cruzar el río Alvedosa o Maceiras, pero no es un paso entre ambos lados de la ría, como se sugiere en la imagen. Redondela es en estos momento un núcleo de cierta entidad, un puerto pesquero próspero, pero que carece de defensa alguna. En cuanto a las contruciones religiosas que se representan, el esquematismo con el que Texeira plasma las iglesias –no olvidemos que su objetivo en la descripción era primordialmente el estratégico-militar- nos hace dudar a la hora de una correcta identificación: hacia la orilla un cuerpo de naves y un elemento torreado anexo podían corresponder a la iglesia parroquial de Santiago, pero hacia el fondo de la villa parece distinguirse, aunque no muy claramente, otra edificación similar, con lo cual preferiríamos identificar la primera con el convento de Vilavella, fundado a principios del siglo XVI, y la segunda con la iglesia parroquial, por estar situada en un punto alto y hacia el interior Sobre la isla de San Simón una ermita erigida hacia finales del siglo XII por los Caballeros de la Orden del Temple, sobre la que ya a comienzos del siglo XVI fundarían su convento Los Pascualinos, rama reformada de la Orden Franciscana, a manos de la que una centuria más tarde volvería a pasar el convento.

Del puerto vigués nos dice Texeira en la descripción escrita de sus viajes que “No es çercado, ny tiene más defença que tener muncha gente”. Sí parece, sin embargo, que existía alguna torre defensiva conocida popularmente como la Torre o Castelo da Pulguiña, datada hacia finales del siglo XV y demolida en el XIX. La total indefensión de la villa, y en general de toda la ría a excepción de Baiona, contra cualquier incursión enemiga preocuparía a los monarcas Felipe III y posteriormente a Felipe IV, sobre todo a raíz de los sucesos de 1617, protagonizados por piratas argelinos, repelidos en Vigo, pero no así al otro lado de la ría, en Cangas y Domaio, donde el ataque fue brutal. En 1656 contará ya Vigo con un recinto fortificado. Muy próxima a la orilla la iglesia que se representa debe ser la colegiata de Santa María con su antigua fábrica románica, reconstruída entre los últimos años del siglo XIV y primeros del XV. Incendiada en 1589 durante el ataque a la ciudad del pirata Drake, arrastrará un estado ruinoso a lo largo de las siguientes centurias hasta que finalmente en el siglo XIX se erige en su lugar la actual edificación neoclásica. Ya hacia el interior de la villa, parecen distinguirse otras edificaciones religiosas, aunque su identificación resulta bien dudosa, pues podría tratarse del convento femenino de la orden tercera, del siglo XV, construido sobre las ruinas de la primitiva iglesia de Santiago de Vigo, o quizás aludan a la existencia de capillas o ermitas situadas en puntos algo alejados de lo que es el núcleo de mayor densidad de caserío, como podrían ser las ermitas de Santa María del Castro y Santa María de Castrelos. El verdadero despegue de la ciudad llegará a partir del siglo XVIII, consolidándose en las dos siguientes centurias; en este sentido cabe indicar como las dos poblaciones que vemos a ambos lados de la villa, Tays (Teis) hacia el noroeste y Bouças (Bouzas) al sureste –cada una con su respectiva iglesia parroquial-, fueron absorvidas por el municipio vigués, tanto urbanística como administrativamente.

Ya en el otro lado de la ría, en la península del Morrazo, se representa Cangas de la que nos dice Texeira que es “Abierta, sin defenças”, característica que comparte con el resto de poblaciones de la ilustración; aparece también representada la Colegiata, construida por Jácome Fernández en el siglo XVI.

En la misma península, pero ya mirando hacia la ría de Pontevedra, se sitúa Aldán, con un pequeño número de casas e iglesia parroquial.”

Añadir que Pedro Teixeira al comentar el puerto de Vigo dice: “Es esta villa de Vigo de los mayores lugares en población desta costa. No es çercado, ny tiene más defença que tener muncha gente. Es de grande trato y rico, no se le pudiendo negar que su puerto, aunque no tal como los referidos en estas rías, no dexa de ser bueno porque en ellas qualquier plaia o abrigo se le puede dar nonbre de buen puerto. Y así Vigo le tiene, donde dan fondo los nauíos que allí llegan (…).” 

Pienso que es interesante finalizar este breve comentario sobre este importante mapa reproduciendo también aquí, el comentario que con motivo de la publicación de la citada obra de Teixeira, en su cuarta edición, titulada El Atlas del Rey Planeta . La «Descripción de España y de las costas y puertos de sus reinos» de Pedro Texeira (1634), cuya edición se debe a Felipe Pereda y Fernando Marías y fue publicada por la editorial Nerea, en Madrid, en 2002, se refiere a obra en si y al autor de la misma

Dice textualmente así:

En 1622, Felipe IV envió una comisión de cosmógrafos e historiadores con dirección a Guipúzcoa. Sus instrucciones eran precisas: la elaboración de una relación completa de las costas de España, de sus puertos y ciudades más importantes; incluso de sus antigüedades e historia. Un recorrido completo desde Fuenterrabía (actual Hondarribia), girando en el sentido contrario a las agujas del reloj, hasta llegar de nuevo a la frontera con Francia.

La relación reuniría dos descripciones complementarias. Por un lado, una composición literaria con información sobre la geografía, historia y población del territorio nacional. Por otro, un conjunto de mapas generales y parciales de las costas españolas. Los resultados de la primera parte de este proyecto se conocen a través de tres manuscritos: uno, conservado en la Biblioteca Nacional de Madrid; otro, en la British Library; y el último, en Viena. Con respecto al componente propiamente cartográfico, hasta la fecha había sido dado por perdido.

El atlas iluminado de las costas de España, descubierto recientemente en Viena, fue elaborado por Pedro Texeira (Lisboa, ¿?- Madrid, 1662), cosmógrafo portugués de Felipe IV, conocido, sobre todo, por el mapa de la ciudad de Madrid que publicó en 1656. Este atlas, elaborado a lo largo de nueve años, es un manuscrito en vitela de considerable tamaño (35,2 x 44,4 cm), iluminado al temple con vivos colores. En él se suceden las vistas de la costa española, desde Hondarribia (Guipúzcoa), hasta Rosas (Girona), incluyendo en el recorrido la costa portuguesa, ya que en la época de Felipe IV ambas Coronas estaban unidas. El atlas, de 173 páginas, con 116 imágenes a todo color de mapas de España y del mundo, así como de escudos de sus reinos, provincias y señoríos, constituye el más importante material cartográfico realizado en España durante el siglo XVII. Entre las imágenes se cuentan 11 de Guipúzcoa (Bidasoa, Pasajes, San Sebastián, Zumaya, Deba, Orio, Mutriku, Hondarribia…), 5 de Vizcaya (Bilbao, Ondarroa, Bermeo, Lekeitio, Portugalete), 5 de Castilla, 9 de León, 19 de Galicia, 21 de Portugal, 16 de Andalucía, 2 de Murcia, 5 de Valencia y 7 de Cataluña…..”

Nota.- Ilustran este comentario una vista total del mapa y dos detalles del mismo.


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