BREVES NOTAS SOBRE LA ERMITA DE NUESTRA SEÑORA DEL CASTRO
La ermita de Nuestra Señora de O Castro, junto al Castelo de Penso, son las dos construcciones (una militar y otra religiosa) de las que poseemos menos documentación y que no han dejado ningún resto arquitectónico que podemos ver en la actualidad.
Serán las fuentes documentales y cartográficas las que nos permitan hablan de ella, así como el testimonio visual del cronista oficial de la ciudad, José Espinosa Rodríguez y un fotografía parcial de la misma, de 1964. Tan sólo en las campañas arqueológicas de 1997-98, nos darán las primeras piezas que podemos atribuir al marco cronológico de la ermita. Serán varias monedas portuguesas y españolas, así como diversas cerámicas con posible atribución a esas fechas.
Contamos para conocer su historia con las contribuciones de tres investigadores: el citado, en su obra “Tierra del Fragoso. (Notas para la historia de Vigo y su comarca)”, , editado en 1949, en sus páginas ; Juan Miguel González Fernández, en la publicación de la colección Datos, de Concellería de Patrimonio Histórico del Concello de Vigo, correspondiente al número 8, titulado “Inventario histórico das ermidas de Vigo e do val do Fragoso. Séculos XVI-XIX”, pp. 81-88); y por último, Jaime Garrido Rodríguez, en “El origen de Vigo. El monte de O Castro y su castillo”, editado por la Deputación de Pontevedra en 2011, pp. 58-61.
obre la fecha de construcción podemos situarla hacia finales del siglo XV, si tenemos en cuenta el relato que nos habla de la destrucción del Castelo do Penso y el aprovechamiento de las piedras de la fortaleza para edificar este templo religioso. Nos queda la duda de conocer con certeza si ya existía otra anterior ya dentro del recinto medieval, como es lógico suponer, pero hasta la actualidad no disponemos de pruebas que lo confirmen. Por documentación antigua sabemos que en 1529 ya estaba construida y funcionaba como tal.
En un bello pero sencillo dibujo cuyas medidas son de 27 x 37.5 centímetros) a tinta negra y color azul a la aguada realizado por Leonardo Turriano (¿?-1629) fechado en 1597 y copiado por la Comisión del Coronel Aparici el 23 de Abril de 1840, se nos muestra una vista de la villa de Vigo, con una configuración urbana totalmente medieval y a lo alto, vemos que está situada la ermita de Nuestra Señora del Castro (escrita, “nra. Sª de o Clastro”).
En este momento como podemos observar la villa y puerto no posee defensa ninguna y ante un ataque los más débiles (mujeres, niños y ancianos) buscaban refugio en el interior y los demás se preparaban para la defensa de su casas. Posiblemente la misma ermita o una sencilla construcción a modo de atalaya, cumplirían la misión de vigilancia y dar la voz de alarma en el momento que divisaban desde esa altura, acercarse algún navío al pasar cerca de las islas Cíes.
Esta capilla o ermita estaba consagrada a Nuestra Señora de O Castro (también llamada inicialmente, Nuestra Señora de la Asunción, posiblemente) y su forma era rectángular de unos 19 metros de largo y 7,80 metros en su ancho, que se ampliaba a 4,5 metros en su ábside. Su bóveda de cañón, poseía un arco de medio punto y otro apuntado. En su última etapa se podían observar en su exterior, unos grandes y macizos contrafuertes para reforzar el empuje de su cubierta sobre sus anchos muros que llegaban a tener 1 metro de grosor en algunas partes. Según fuentes documentales sabemos que los sucesivos ermitaños que la cuidaron y administraron poseían vivienda propia, que estaba adosada a la misma.
Estaba ubicada en el interior del primer recinto del castillo construido hacia 1665 y durante cierto tiempo fue la única edificio de piedra que poseyó la fortaleza y por eso cuando era sometida a ataques de artillería (como el de 1719) fue utilizada como las galerías subterráneas allí existente, ,como refugio de los defensores. Pero esta situación inicial, tardaría en modificarse y podemos ver como a la misma se le van a adosar otras construcciones pétreas, hasta llegar a utilizarla íntegramente para labores militares, lógicamente una vez que había ya perdido el uso religioso.
Sabemos que poseyó muchos devotos siempre, desde su construcción hasta finales del siglo XVIII, en la que se van a llevar la imagen de la Virgen y otros objetos de culto a la iglesia parroquial de santo Tomé de Freixeiro, en donde se encuentra hasta la actualidad. Se sabe que durante la dominación francesa en 1809, fue utilizada de establo por las fuerzas de ocupación.
Su época de mayor esplendor según la documentación consultada, va a coincidir con la etapa en que la ermitaña Jacinta Valverde, que a su muerte será sepultada en en la propia ermita, privilegio éste muy poco habitual en estos casos.
La única fotografía que poseemos de esta histórica ermita la podemos ver en el número 4 del Anurario de Vigo, boletín informativo editado por el Concello de esta ciudad con el siguiente pié: La Capilla de la Virgen de El Castro, una de las Siete Hermanas, que, al construirse la actual fortaleza, quedó dentro del recinto amurallado”. Nos ofrece una vista exterior de un lateral de la antigua ermita con sus cuatro sólidos contrafuertes.
Por desgracia, unos años más tarde, la misma administración local, va a demoler este edificio, como parte del proyecto de ajardinamiento de la zona en que se encontrada ubicada.
Para finalizar estas breves líneas sobre este apasionante tema, al que volveremos en otras entradas, tengo que mencionar que en las campañas de excavaciones arqueológicas (bajo mi dirección) llevadas a cabo en 1997 y 1988, realizadas por medio de sondeos distribuidos en diferentes zonas del segundo y tercer recinto, se encontraron en niveles revueltos, procedentes de zonas superiores (esto es, en posición secundaria) varias pequeñas monedas de bronce que por su cronología podemos atribuir al funcionamiento de la ermita, aunque algunas van a seguir circulando mucho tiempo después de cada reinado. Así tenemos varias monedas portuguesas, los denominados Ceitil, que poseen un bajo valor fraccionario del reinado de D. Manuel I (1469-1521); una blanca del reinado de Felipe II (1556-1598); 4 maravedís del reinado de Felipe III (1598-1621); y por último, varios 4, 8 y 16 maravedís del reinado de Felipe IV.
Es curioso señalar el poco valor de las citadas monedas, que nos hacen pensar en que podrían haberse utilizado como limosnas para la ermita…
También diversos fragmentos cerámicos fueron encontrados en las citadas campañas y en las mismas circunstancias. Corresponde a pequeños fragmentos de diversos tipos de vasijas, de varios colores y sin decoración, que están en estudio.
Nota.- Ilustran este breve comentario, el dibujo y la fotografía a la que nos referimos en el mismo. También se adjunta, un detalle de un plano del primer recinto de la fortaleza, realizado hacia principios de 1700, en que se puede apreciar la representación de la iglesia en la zona central del dibujo.
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